¡Qué alegría! Pensarán algunos, ¡este pájaro vuelve a cerrar Lorca Digital!
Va ser que no. ¡Ni el polvo de un conejo! Lo que se acabó fue el espectáculo carreril de los mal llamados Desfiles Bíblico-Pasionales de Lorca. La «carrera» queda atrás. Esta noche retirarán la arena de la avenida de los Mártires. Los palcos estarán mañana durmiendo en su nave, y la avenida de nuevo expedita. Los garajes abiertos y todo volviendo a la normalidad.
Cierra bajo la presidencia de S.M. Teodosio The Big, acompañado en el Palco Imperial por el secretario general del pepé -a su izquierda- y del Tío Pencho, «El Repescao» -a su derecha-. Tras ellos, un aburrido Herrera Carlos que no veía el momento de salir por patas. A mear. «Me meo a chorros», dicen que decía, una y otra vez el copero comunicador.
Es un fallo que habrá que corregir. Para una vez que viene el Herrera, que tenga donde mear. ¡Qué menos! Un comunicador como él puede encumbrar o echar por tierra el mayor espectáculo del mundo. Un Herrera que, como estaba previsto, tenía que haber visto la procesión del Jueves Santo; más corta, más solemne y viéndola en primera fila, no tras la alargada sombra de González Pons, haciendo manitas con Imperator. Dejar a mi Herrera en segunda fila me parece una ordinariez digna de ciertos protocoleros. A la prensa hay que mimarla y a mi Herrera, ni te cuento. ¡El vocero de los obispos en segunda fila! Lo dicho. Yo, de él, no volvería. Y no volverá.
Me temo que Juan no lo va a ver esta noche en el Piruli, como también estaba previsto. Decía mi tío Pedro, en los tiempos de Maricastaña, que ir a Lorca y no ver al Huevos era como ir a Roma y no ver al Papa. Y así era. El Huevos ya no existe, aunque persiste la horrible chimenea que emerge de entre sus ruinas. Lo que existe es el Piruli y ya sabe el sufrido lector lo que hoy, de vivir mi tío, diría.
Lo que queda claro es que «el tubo», como algunos llaman a la avenida de los Mártires, se nos ha quedado pequeño. Muy pequeño. Encogidísimo. No cabe un alfiler. Ya en su día, cuando se procesionaba por la Corredera, se le echaron los redaños que había que echarle (en Lorca, reaños) y trasladaron aquello de lugar. Y aquellos mini palcos de madera que empezaron en lo más ancho de la Corredera y que luego se fueron ampliando tras la «mudanza» a la avenida, pasaron por diferentes fases, ampliaciones y cambios de diseño.
Esto es como las plazas de toros, que al principio se ponen cuatro tablachos en la plaza del pueblo, pasan luego a poner unas sillicas, unos palquicos hechos de cualquier manera; traslado de los festejos y construcción de una plaza portátil para finalmente construir una plaza como Dios manda, como la remozada de Sutullena. Mientras eso no se consiga, las procesiones de Lorca estarán en esa fase intermedia en la que ahora mismo está: en la plaza portátil. El motor de un Ferrari en la carrocería de un 600… ¡Qué pocas miras!
Ya toca. Con el Tío Pencho no será; eso es algo que todos tenemos claro. Él va a lo suyo, a sus toros, sus caballos, sus enganches, sus ferias y sus tanganas. Será con Teodosio, cuando los lorquinos lo eleven a lo máximo que cualquier político quiere y desea cuando ya está de retirada: ser el alcalde de su pueblo. Lo que no está claro es dónde tocará esa nueva «carrera». Ni cuándo ocurrirá lo inevitable de ver a Imperator de alcalde.
Me decía el otro día un lorquino y procesionista de pro que la avenida de Santa Clara, que en su día se planteó como alternativa a la avenida de los Mártires, «está demasiado lejos de las iglesias». ¡Coño, como el Rocío! Anda que no tragan polvo ni ná los romeros por esos caminos y esas marismas a veces resecas para ir a saltar la verja de la ermita un año, y otro, y el siguiente, y así hasta el infinito. A veces, cuanto más complicadas pones las cosas, mayor éxito. Su clave no la tiene nadie. También está, como alternativa plausible, la avenida de Europa, con un gravísimo problema: el «puente del Eroski».
Yo, que soy atascao, sigo pensando como pensaban los emperadores romanos y se me viene a la mente un hipódromo «colosal». Si construyeron el complejo de los campos de fútbol para ver jugar al Mollerusa (con perdón), no veo que no se pueda construir un hipódromo. Suelto lo de hipódromo, repito, hipódromo, por si me lee el Tío Pencho (o se lo leen) y lo mismo le da por pensárselo y empezar los trámites para que llegue a tiempo de que Teodosio lo estrene.
Mañana, quema del Judas en la Plaza de la República, frente al frontal del Ayuntamiento. El Domingo, fin de la Semana Santa con la figura del Palero y de la doble Virgen de la Encarnación y Asunción de María por las calles de la Lorca vieja. Ocho días de Pasión con los prolegómenos del cucú del jueves, de las cucarachas del viernes y de los justicieros de la noche del Sábado de Gloria portando, casi sola, a la Soledad. No Soledad «la de los platos», de tan grato recuerdo para todos los que la conocimos. La otra, la de palo.
Para rematar, el sábado 30, la inauguración del remozado «coliseo» taurino con la «encerrona» del lorquino Paco Ureña. 6 toros 6, para una de las mayores figuras del toreo. Ureña ocupa el puesto 19 del escalafón toreril, con dos orejas cortadas este 2024, por delante del «novio» de Vic de Marichalar, puesto que, de seguro, remontará esta tarde en Lorca. No, no hablo de Álex Recort, hablo de Gonzalo Caballero. Álex no aparece en ningún escalafón. Y la pregunta del millón: ¿Presidirá «El Repescao» o «repescarán» a algún «viejo presidente»? ¡A Paco Fernández Lidón le daría un gustirrinín!
Y después, ¡al Puruli!
FRANCISCO J. ÁLVAREZ-FAJARDO, escribidor