Lo prometido es deuda
Como diría un «paisano» que dice no serlo, sin ánimo de ser exhaustivo me atrevo a hacer un pequeño recordatorio de los nobles titulados que de Lorca son, fueron o se hicieron. Principiaré por la más reciente, porque ella lo vale, y continuaré como yo quiera, que para eso soy el escribidor y el que decide los tiempos y el orden de preferencia o prevalencia.
Marquesa viuda de la Ría de Ribadeo, con Grandeza de España, Excma. Sra. Dª Pilar Ibáñez-Martín Mellado. El título fue concedido a don Leopoldo Calvo-Sotelo Bustelo por Juan Carlos I el 19 de junio de 2002. En la actualidad, lo ostenta su hijo, don Leopoldo Calvo-Sotelo Ibáñez-Martín.
Dª Pilar es nieta por línea materna de la III condesa de San Julián, Dª Emilia Pérez de Meca Marín, e hija de don José Ibáñez-Martín, ministro de Educación y hacedor del instituto de segunda enseñanza que lleva su nombre, con permiso de algún que otro imbécil que lo intentó borrar de la memoria. Su madre fue Dª María de los Ángeles Mellado Pérez de Meca, condesa de Marín.
Conde de San Julián, Iltmo. Sr. don Julio Antonio Mellado Tejón, hijo de don Julio Antonio Mellado Pérez de Meca y de doña Victoria Tejón Sanz.
Concesión por Isabel II: 23 de Enero de 1847.
Concesionario: Don Antonio Pérez de Meca y Musso, Maestrante de Granada,
Senador del Reino.
El actual titular es el propietario, junto a sus hermanos, del palacio de los condes de San Julián. El palacio fue puesto en venta, cuando vendieron el jardín, a un constructor lorquino ya fallecido. Al constructor le pidieron un precio más que prohibitivo. El motivo: no querían ver «manchada la historia de la casa» ante el «temor» de que el albañil y su familia trasladasen ahí sus reales. «Nobleza obliga». Doy fe de lo antedicho. El palacio -deshabitado desde hace demasiados años- sigue en venta, a un precio inferior pero igualmente prohibitivo a la espera de que algún organismo público o entidad bancaria lo adquiera finalmente. Espero y deseo que, de ser así, no acabe como el palacio de los Alburquerque. O como el ayuntamiento.
Condesa de Marín, Excma. Sra. Dª María de los Ángeles Mellado Pérez de Meca, fallecida en 2004 y conocida familiarmente como Mariflor. El título fue un regalo de su madre por su nacimiento, comprado al Vaticano y autorizado su uso en España por el Ministerio de Gracia y Justicia.
La condesa solía pasar breves temporadas en Huerto Chico, el caserón que heredó en la pedanía de La Hoya. El otro caserón, auténtico palacio: San Julián, lo heredó su hermana «Conchita San Julián», como era popularmente conocida en Lorca. Conchita estaba casada con don José María Sanz-Pastor Fernández de Piérola.
Los titulares de la «nobleza romana» son considerados títulos extranjeros y, por tanto, deben solicitar su uso en España, previo pago de la correspondiente tasa. Tienen el tratamiento de «don», en contraposición a los títulos de Castilla que ostentan el tratamiento de ilustrísimo señor o excelentísimo señor, dependiendo de si son títulos del reino o Grandes de España.
Solicitado en la actualidad su uso en España.
Conde de Miguel, tiene su origen en el sobrino de fray Francisco de San Francisco de Asís, predicador de Moratalla, don Juan Antonio de Miguel y Cano, rico minero de Cuevas del Almanzora. Propietario de minas y católico comprometido, el 3 de agosto de 1877 Pío IX le concedió el título de I conde pontificio de Miguel, autorizándose el 23 de diciembre de 1881 su uso en España. Su palacio, vilmente derruido por la piqueta de la codicia, se situaba en la entonces alameda de Espartero, esquina Zumalacárregui, actual avenida Juan Carlos I, donde se eleva el horrible «Edificio Sol», conocido como «la tortada».
Por muerte de su hermano, se convirtió en el II conde pontificio de Miguel y su legatario en la dirección económica de su capital y en sus obras devotas, don José María de Miguel y Cano, quien falleció el 8 de agosto de 1904 en Madrid, habiendo sido condecorado por el Papa como Comendador de la orden de San Gregorio Magno.
Sucedió en el título pontificio el hijo mayor de su hermana Ana Joaquina. Ana Joaquina de Miguel y Cano había casado con Santos Martínez Flores, propietario, quien suplió a la muerte de su cuñado el II conde en la dirección de los negocios familiares. Se interesó por los temas mineros, ocupando el puesto de síndico en la Sociedad del Desagüe de Cuevas; además de participar de la política, pues en 1898 fue Alcalde de Cuevas del Almanzora.
Don Juan Martínez de Miguel heredó el título pontificio de su tío, convirtiéndose en el tercero en ostentarlo. Curiosamente, su madre no pudo acceder a la merced por haberlo así dispuesto el Breve de Pío IX. Mediante Breve es la fórmula por la que los papas otorgan los títulos «romanos», títulos que son considerados de segunda categoría por los nobles de Castilla y que son realmente escasos y difíciles de conseguir, generalmente mediante «generosas donaciones».
Al ser ratificado en el título por Pío X -fue el segundo que dio en su pontificado-, no dudó en hacer un gesto de adhesión, pues “habiendo regalado por este nombramiento un ejemplar de plata nativa extraído de la mina «Guadalupe» (Herrerías), el mayor que se conoce, y que está custodiado en el Museo Vaticano”.
Vivió íntimamente unido a su hermano José Martínez de Miguel, que casó en Cuevas del Almanzora el 13 de mayo de 1887 con Remedios Flores y Bravo de Morata. El matrimonio en 1910 se trasladó a Lorca, en donde aquel año levantaron una magnífica casa, y que el cabeza de familia ingresó en el Somatén murciano. Fueron padres de tres hijos: Juan, Miguel -perteneciente a la Acción Católica de Propagandistas, de Murcia- y Santos Martínez de Miguel y Flores (nacidos Martínez Flores).
Iltmo Sr. D. Juan Martínez de Miguel y Flores se bautizó en 1894 y en 1930 era secretario del Ayuntamiento del almeriense de Partaloa. Recibió los derechos nobiliarios para ser el IV conde pontificio de Miguel, aunque no gestionó su reconocimiento en España. Casó en 1942 en edad madura con Dª Concepción Sandoval y Moreno, baronesa de Petrés y de Mayals, condesa de Santa Clara, de iure, y condesa consorte de Miguel, directora de la Sección femenina de Falange Española en Lorca. Murió don Juan en 1980, sin descendencia, siguiéndole en 1988 su viuda, enterrándose en el magnífico panteón que poseían en el municipio lorquino.
Vacante en la actualidad.
Continuará.
Con mi agradecimiento a:
Valeriano Sánchez Ramos
Instituto de Estudios Almerienses
ANUARIO DE HISTORIA DE LA IGLESIA ANDALUZA XIII (2020)