Que nadie se asuste, no se trata del Santo, sino de una talla de madera [de árbol] que inmortaliza al mozo
La talla, obra de Nicolás Salzillo, que se custodiaba en el Fondo Cultural Espín, ha sido «cedida» este lunes a la Cofradía del Santísimo Cristo del Perdón, más conocido como Paso Morado.
La solicitud de devolución se apoyaba en un informe del Archivo Municipal que planteaba la “conveniencia de que un bien artístico que se encuentra desgajado del conjunto volviera a ocupar el lugar que le corresponde”.
Debe ser por la ingente labor de I+D+I de los funcionarios del archivo, centrados durante años en este asunto de Felipe, por lo que todavía estoy esperando copia de las partituras de los himnos de Semana Santa, salvo los del azulerío y Curia, cuyos presidentes, a preguntas de Pencho, se negaron a que el archivo me las facilite. De todas formas, da igual, las tengo. Gracias Manzanera. Besos.
“De forma extraordinaria y, por la expectación que ha despertado su vuelta, la talla procesionará este Jueves Santo”, ha afirmado Pencho en el momento cumbre del éxtasis en que se ha convertido la «devolución» de lo que él llama «la escultura». La talla de San Felipe es propiedad del Paso Morado y ha estado estos últimos 100 años en poder del entonces «archivero», Joaquín Espín y, posteriormente, de lo que hoy es Banco Sabadell. Por fin, se ha hecho justicia. Ya se sabe que «no hay mal que cien años dure», salvo la devolución del amigo Felipe con sus compis a su legítimo propietario.
Ángel Latorre, presidente morao, ha reaccionado con el siguiente discurso: «Gracias.» No le han dejado decir más.
La noticia del gabinete de publicidad y propaganda del Ayuntamiento lorquino dice tal que así (más o menos):
La Cofradía del Santísimo Cristo del Perdón, Paso Morado, ha recuperado este lunes la imagen de San Felipe que se custodiaba en el Fondo Cultural Espín. “La talla, de Nicolás Salzillo, se incorpora de forma extraordinaria al grupo escultórico de ‘La Mesa de los Apóstoles’, la que en Lorca conocemos como ‘La Última Cena’, en el cortejo del Paso Morado, este Jueves Santo”, ha afirmado el alcalde, Fulgencio Gil Jódar.
El Paso Morado reivindicaba desde hace largos años la vuelta de la talla a la cofradía. La petición la sustentaban con un amplio documento que incluía un informe del Archivo Municipal que planteaba la “conveniencia de que un bien artístico que se encuentra desgajado del conjunto volviera a ocupar el lugar que le corresponde”.
A la cesión, que se llevaba a cabo en el Museo de Arte Sacro Nicolás Salzillo, il maestro, del Paso Morado, acudía el alcalde; el presidente del Paso Morado, Ángel Latorre Boluda; el director del Instituto de Turismo de la Región de Murcia, Itrem, Juan Francisco Martínez; el presidente de la Fundación Mediterráneo, Luis Boyer Cantó; la vicepresidentade la fundación, Rosa Peñalver; y el director de la fundación en Murcia, Antonio Rubira. [También el ubicuo Santi Parra y otros.]
Gil Jódar ha insistido en que “de forma extraordinaria y por la expectación que ha despertado su vuelta la talla procesionará este Jueves Santo”. Y ha recordado el interés del Paso Morado por incorporar al grupo original, del que sólo quedan nueve efigies salidas de la gubia de Nicolás Salzillo, la de San Felipe. “El grupo escultórico lo realizó Salzillo en 1700 para la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Murcia, conocida popularmente como ‘los moraos’. Se cree que ésta pudo ser la primera obra hecha en esta ciudad. En 1763 al contar la cofradía con un nuevo grupo hecho por Francisco Salzillo, el primitivo fue vendido a la Hermandad del Santísimo Cristo del Socorro de Lorca”.
‘La Mesa de los Apóstoles’ o ‘La Santa Cena’, como se le conoce en Lorca, es la primera obra documentada en la que se aprecia el peculiar estilo de Nicolás Salzillo. Procesionaba el Jueves Santo, día en que preside el Paso Morado, sobre trono del maestro Soriano, realizado en los años 50. Es el grupo más antiguo de cuantos salen en las procesiones lorquinas. En 1953 volvió a salir en un nuevo trono, una vez rehechas y restauradas las imágenes de vestir que habían sido destruidas o dañadas en la Guerra Civil [por el bando que hoy se ha encarnado en el Partido Sanchista, guardián de la cultura].
En 1796 cada una de las imágenes estaba en poder de determinadas familias que, como camareras de ellas, las conservaban en sus casas y las reintegraban a la cofradía para los desfiles procesionales. Las imágenes seguían siendo propiedad de la cofradía, pero por el mal estado en que se encontraban fueron entregadas a los señores camareros, quienes costearon su restauración, pero sin otro derecho que el de tenerlas en su poder, conservarlas y vestirlas, sin perjuicio del derecho de propiedad que pertenecía a la cofradía.
Estos antecedentes eran reseñados en un acta notarial de 1867. En el expediente también se detallaba que “no hay duda acerca de la continuidad de la Hermandad del Socorro en la actual Cofradía del Cristo del Perdón, Paso Morado, y por tanto ésta heredó los derechos, prerrogativas, obligaciones y el ajuar artístico que aquella tenía: idéntica sede, presidencia de iguales procesiones, la misma imaginería procesional… Y entre ese ajuar se encontraba el paso escultórico de ‘La Última Cena’.
El grupo escultórico está incompleto en cuanto a las obras originales, aunque Manuel Carrillo [no confundir con el que hundió la Lorca Deportiva, ni con el dueño de La Cartuja] y José Gerique Roig lograron suplir con su gubia las efigies perdidas de Nicolás Salzillo.