Decía ayer que proseguiría con el desmenuzamiento del escrito de la escribiora del panfleto regional respecto a la No banda municipal de música. No tiene desperdicio.
Ver la foto de cuatro pavos con un papelajo colgando de sus instrumentos, promovido e impreso por quien los mantiene en un régimen de esclavitud que todos los bien pensantes creíamos superado, da grima. No escribo esto para «solidarizarme» con semejantes retrasados, porque quien no supera un mínimo estándar de vida es un retrasado; lo escribo simple y llanamente, porque me da la realísima gana. Porque estoy de rojos-caviar hasta el escroto. Que me diga un solo músico de la banda en qué le ha beneficiado el Manzanera, porque no se han enterado todavía de que es ese personaje el que los ha llevado a este callejón con salida. Sí, con salida. Pero con salida sin él. La han tenido varias veces en su mano y la han desaprovechado. Ellos sabrán por qué y haciéndole caso a quién. Porque en la banda, el que se mueve no sale en la foto. Que le pregunten a los últimos expulsados. Comunismo puro y duro.
Dice la escribiora: «También han iniciado una campaña de recogida de firmas pidiendo apoyo a los ciudadanos, han informado de su situación a los partidos políticos con representación municipal y también lo harán con las asociaciones de barrios y pedanías.» ¡Qué bien! Que vayan a ver al Sosa, que seguro que les soluciona la vida. Ni lo duden. O a las asociaciones vecinales y les digan que varios músicos han denunciado, desde hace muchos años, su situación a quien había que denunciarla , por las vías legales establecidas para conflictos laborales y que ellos, los que ahora exhiben el colgajo porque llevan dos meses sin cobrar, le han dicho a los inspectores que no hay conflicto. Ayer lo dije y hoy lo repito. Son tontos hasta la médula. Que se jodan. El que no ha dejado de cobrar es el Manzanera ¿o me equivoco?
Y continúa la escribiora con su tesis doctoral: «Ninguno de los 40 componentes de la banda es personal laboral del Ayuntamiento, aunque el calendario de sus conciertos lo fija la Concejalía de Cultura, utilizan uniforme municipal, el director y coordinador de la banda es funcionario y ensayan en un local del Consistorio.» ¿Entonces a qué viene la afirmación de que los músicos mantienen un conflicto laboral con el Ayuntamiento? ¿De verdad? Lo que no dice la escribiora, porque no tiene ni puta idea de lo que escribe al dictado, es que a «eso» se le llama en la jurisprudencia más que consolidada «falso autónomo», en unos casos, y en el que nos ocupa se llama «delito contra los trabajadores» por no haberlos dado de alta quien lo tenía que haber hecho hace 40 años. Ella misma da la pista sin ni tan siquiera darse cuenta. A saber:
«Los músicos pertenecen a la asociación Taller de Música y, a través de un convenio la Administración local, concedía anualmente una subvención con la que les abonaban hasta ahora sus gratificaciones o becas. Los músicos denuncian que desde hace décadas no tienen contrato, no cotizan por su trabajo, no tienen seguro laboral ni derecho a pensión por jubilación, pese a que algunos de los integrantes llevan trabajando 40 años.» ¡Coño! 40 añazos trabajando sin contrato, primero directamente para el Ayuntamiento y, posteriormente, desde hace 30 años, para una asociación cuyo único fin es hacerle el trabajo sucio al propio Ayuntamiento. ¿Hay delito o no hay delito? Como diríamos en Lorca: ¿Tie o no tie delito la cosa? Tie. ¿Y la culpa? También está claro: de Fuenteovejuna. Ovejas totales. ¿Y el «director» tampoco tiene contrato? Fijate, que yo pensaba que era funcionario municipal. La gente tiene muy mala milk. ¡Pobre Manzanera! ¡Vuelta a pasar hambre, como la que pasaba cuando estaba bajo la opresión del «dictador» aquel que en el audio que publicaré más pronto que tarde dice que lo maltrataba! ¡Qué vida más perra! ¿Quién sería aquél, que diría Raphael? Lo del audio no es exclusiva de este escribidor; ya se ha publicado en diferentes sitios. No vayamos a echarnos flores innecesarias, que para eso ya está el Manzanera. Antonio Flores lo vamos a llamar.
Y continúa la escribiora: «La Concejalía de Cultura no ha renovado este año el convenio porque busca la mejor manera de regularizar la situación laboral de los músicos y eso ha impedido que puedan cobrar los tres últimos meses.» ¡No me lo puedo creer! ¡Pero si dice Nines Mazuecos que ella misma le dejó a Santi Parra, encima de su mesa, el borrador preparado para que esto no pasara, justo antes de que el infame «cuerpo electoral» lorquino desalojara vilmente del poder al rojerío! Ya lo podía haber hecho ella, digo yo, si tan claro lo tenía. Así son los políticos. Y algunos funcionarios, también. ¿El Manzanera no sabía que esto iba a pasar? ¿Entonces para qué le pagamos?
Pero no es eso lo más grave. Lo peor es que dice ¡que la concejalía de cultura busca la mejor manera de regularizar la situación! ¿La concejalía de cultura? ¿No habíamos quedado en que son «integrantes» de una asociación a la que el Ayuntamiento le da perras? ¿Qué coño pinta la concejalía arreglando temas laborales de otros? Que lo arregle la asociación, y si la asociación no lo arregla, que le pidan cuentas al maestro armero. O a Fidel. Y que el Ayuntamiento convenie con quien cumpla con las leyes laborales y no con estos desharrapaos, con estos parias de la tierra, famélica legión, que no dan de alta a los trabajadores, y los trabajadores tan contentos porque les dan una limosna mientras le comen el plátano al de la batuta. Los que no se lo comen, a la puta calle. Ése es el ambiente de horror y de terror que se vive en la banda. Y ése es el que a mí, personalmente me han trasladado todos y cada uno con los que he hablado, menos el Carrillo, que no me coge el teléfono.
El caso es que llega Santi, y su «técnico en música», nivel A2, se calla como lo que es, y a toro pasao, cuando el viento del rabo le ha arrancao hasta los calzoncillos, se entera de que, ¡vaya por dios!, están los músicos de una asociación colgando de la brocha sin escalera que los sustente. Y la escribiora afirmando que el conflicto es laboral con el Ayuntamiento, Santi tapándose las vergüenzas y el «técnico» cobrando un año más mientras pasea las dos orejas y el rabo tras la verónica y la larga cambiada que le ha metío al concejal del ramo.
¿Que quién es el malo? ¡El concejal! ¡Y los curas! ¡Y yo mismo, que pasaba por aquí!
Y, de remate, el escrito del panfleto dice tal que así: «Los músicos seguirán con sus movilizaciones porque «la solución llega tarde», ya que no cobrarán al menos hasta finales de abril, seguirán acumulando retrasos en los pagos y su situación laboral «sigue en el aire». Temen quedarse sin trabajo si el servicio sale a concurso y «se lo queda el mejor postor». Aseguran que «no queremos ser funcionarios ni trabajar a jornada completa», solo que se reconozcan sus derechos laborales.»
Sí, y tan tarde. 40 años tarde. Lástimas las justas y necesarias. Haberle dicho a los sucesivos inspectores que os han inspeccionado estos pasados años lo mismo que decís ahora. La próxima vez que os visite uno ya sé lo que le vais a decir «Aquí no hay ningún conflicto». Que os den.
¿Cómo es eso de que si sale a concurso y «se lo queda el mejor postor» teméis quedaros sin trabajo? ¿Tan claro tenéis que sois basura? ¿Qué os creéis, que si me presento yo a un concurso y lo gano voy a aparecer por Lorca con un autobús cargado de músicos argelinos para sustituiros? ¿En serio? Sois tan pobres que no tenéis ni amor propio. A lo del «concurso» se le llama «Estado de Derecho», porque con las administraciones públicas se trabaja así, concursando y dándole la oportunidad a TODOS, en igualdad de condiciones a tener un trabajo digno y no el indigno con el que lleváis 40 conformándoos. Se llama «economía libre de mercado». A lo que os ha metido en la cabeza el que llamáis «hijoputa» se le llama comunismo. Y así os va.
No queréis ser funcionarios. No queréis trabajar a jornada completa, pero queréis que se os reconozcan vuestros derechos. «Reconocidos» quedan por mi parte. Muchas gracias por los servicios prestados. Y en la puta calle estaríais también si de mí dependiera. Eso sí con vuestros «derechos» reconocidos para que os busquéis trabajo en la lechuga o montando una cooperativa de limpiadores de cristales. Alguno os puede enseñar el oficio. No es muy complicado. ¿Los derechos? ¿Qué derechos? ¿Los que NUNCA habéis querido reclamar? O yo, o el caos, ¿verdad, Antoñito?
Porque Antoñito ha denunciado a varios músicos por llamarlo lo que es: rojo, con todo lo que eso conlleva. Y han ido al juzgado los denunciados, y todos, salvo uno, se han arrastrado como cucarachas y han dicho que donde dije digo, digo Diego, y que perdone si se ha ofendido el señorito, que vuelva tranquilo a su dacha a disfrutar la mierda que traga. Toda para él. Y que le aproveche. Eso último no lo han dicho, pero lo han pensado.
¡Vivan las caenas!
FRANCISCO J. ÁLVAREZ-FAJARDO, ESCRIBIDOR